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RENAULT 

9 TSE

BLANCO

1989

1.300

SEDAN

En el panorama automotriz colombiano, pocos vehículos han dejado una marca tan indeleble como el Renault 9. Este sedán, que llegó al país en la década de 1980, se consolidó rápidamente como un ícono de la movilidad urbana y rural, conquistando el corazón de miles de familias gracias a su fiabilidad, economía y diseño atractivo. Hoy, repasamos la trayectoria del Renault 9 en Colombia y su perdurable influencia en el mercado.

El Renault 9 aterrizó en Colombia en 1983, un periodo en el que la competencia entre marcas era feroz. Proveniente de la fábrica de Renault en Francia, este compacto se posicionó como una opción práctica y accesible para los conductores que valoraban tanto la funcionalidad como la economía. En un mercado donde modelos como el Chevrolet Chevy, el Ford Escort y el Volkswagen Gol también peleaban por un lugar en los garajes colombianos, el Renault 9 destacó por su propuesta balanceada de estilo, eficiencia y coste.

Con su llegada, el Renault 9 no tardó en convertirse en un favorito de las familias. Su diseño sobrio pero moderno, sumado a un interior espacioso y cómodo, lo hizo ideal para los trayectos diarios y las escapadas de fin de semana. No solo era un vehículo fácil de mantener, sino que su consumo eficiente de combustible lo volvía una opción económica a largo plazo, una ventaja considerable en tiempos donde el precio de la gasolina era un factor determinante para muchos compradores.

La durabilidad del Renault 9 también fue un punto clave en su éxito. Su motor, aunque no exuberante, ofrecía el equilibrio perfecto entre potencia y consumo, adaptándose tanto a la ciudad como a la carretera. Además, la red de concesionarios y talleres que Renault había establecido en el país garantizaba el acceso a repuestos y servicios de calidad, consolidando la confianza de los usuarios en la marca.

Estas cualidades permitieron que el Renault 9 se mantuviera en la cima de las listas de ventas durante gran parte de los años 80, convirtiéndose en un símbolo de confiabilidad y accesibilidad. Su legado perdura, no solo en las calles donde aún se ven rodar algunos ejemplares, sino también en la memoria colectiva de quienes lo eligieron como compañero de sus viajes y aventuras.

En el universo de los autos clásicos, cada vehículo cuenta una historia, y el Renault 9 TSE conocido cariñosamente como «Renato» no es la excepción. Este sedán, que llegó hace un año al museo rodante de Granautos, ha encontrado un hogar donde su legado sigue vivo, gracias al cuidado meticuloso de su anterior propietario, Jairo Ramírez. Un verdadero entusiasta de la marca Renault, Jairo dedicó años a mantener este icónico modelo en excelente estado, preservando su esencia mientras lo adaptaba con pequeños cambios que solo un conocedor podría apreciar.

«Renato» es más que un simple automóvil; es un testimonio del amor por la ingeniería francesa y de la pasión por los vehículos que marcaron una época. Aunque no ha sido sometido a una restauración completa, su estado actual refleja el esmero con que ha sido tratado. Cada curva de su carrocería, cada detalle en su interior, cuenta la historia de un auto que ha resistido el paso del tiempo, manteniendo su carácter original con dignidad y elegancia.

Sin embargo, el próximo capítulo en la vida de «Renato» está a punto de comenzar. En Granautos, se contempla un ambicioso proyecto de restauración total, que implicará el desmonte minucioso de cada pieza, la sustitución de componentes desgastados y la recuperación de elementos clave para devolverle su esplendor original. El objetivo no es solo restaurar un automóvil, sino revivir un ícono, manteniendo su autenticidad y respetando su historia. Cuando «Renato» salga del taller, no será solo un Renault 9 TSE más, sino un verdadero ejemplar de colección, como si acabara de salir del concesionario, listo para seguir rodando por muchos años más.

Esta restauración no solo es un tributo al legado de los autos Renault, sino también un homenaje a los entusiastas como Jairo Ramírez, quienes ven en estos vehículos más que un medio de transporte, una pieza de historia viva. En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, «Renato» nos recuerda la importancia de conservar lo clásico, de mantener viva la memoria de los autos que nos conectan con el pasado y que, al mismo tiempo, nos impulsan hacia el futuro.

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