RENAULT
4 MASTER
AZUL AVIACIÓN
1989
1.100
HATCHBACK
Este Renault 4 es más que un simple automóvil; es una pieza viva de la historia automotriz colombiana. Con sus 35 años, ha sobrevivido al tiempo con una elegancia que pocos vehículos pueden igualar. La restauración completa de sus piezas, realizada tras un cuidadoso desarme y reemplazo selectivo, lo ha devuelto a su gloria original. Su interior, casi intacto, refleja el cariño y dedicación que su anterior dueño, el señor Gabriel Triana, le dedicó durante más de ocho años en Bogotá. Fue él quien lo bautizó como «Pablito», un nombre que ha ganado renombre en los círculos de coleccionistas y entusiastas. Este Renault 4 ha sido protagonista en numerosos desfiles a lo largo y ancho del país, y ha ganado varios títulos que atestiguan su impecable estado y su belleza antigua. Bajo su capó, un motor 1.100 y una caja de 4 cambios le otorgan una potencia sorprendente para su edad, demostrando que, a pesar de sus tres décadas y media, «Pablito» sigue siendo un ícono del automovilismo.
Este relato no es solo sobre metal y mecánica, sino sobre la pasión que rodea a estos vehículos que, más allá de su valor material, son testigos de épocas y emociones.
«Pablito» no es solo un carro; es un viaje en el tiempo, una conexión con un pasado que se mantiene vivo y vibrante gracias a la dedicación de aquellos que, como Gabriel Triana, ven en estos autos mucho más que un medio de transporte: ven una historia que merece ser contada y preservada para futuras generaciones.
El Renault 4, conocido como «Cuatrico» en Colombia, llegó al país en la década de 1960 y rápidamente se convirtió en un ícono de la movilidad. Su diseño práctico y versátil lo hizo ideal para las diversas condiciones del territorio colombiano, desde las ciudades hasta las zonas rurales.
A lo largo de los años, el Renault 4 se destacó por su durabilidad y economía de combustible, ganando la confianza de familias y trabajadores. Su espacio interior y facilidad de manejo lo hicieron popular entre los colombianos, convirtiéndose en un símbolo de la vida cotidiana.
La producción local comenzó en 1970 en la planta de Renault en Bogotá, lo que impulsó la industria automotriz del país. Aunque su producción finalizó en 1992, el legado del Renault 4 sigue vivo, siendo un clásico apreciado en el mercado de autos usados y en la cultura popular colombiana.
Hoy en día, el Renault 4 es recordado no solo por su funcionalidad, sino también por la nostalgia que evoca en quienes crecieron viajando en él. Su influencia perdura, consolidándose como un emblema de la historia automotriz de Colombia.